Shanti: La Enigmática Dama del Crepúsculo
Origen:
Shanti no es un demonio nacido del fuego infernal o forjado en las sombras de un abismo sin fondo. Su origen se remonta a las leyendas hindúes olvidadas, a una entidad de poder ambiguo, mitad Apsara celestial, mitad Rakshasa demoníaca. Nacida de una unión prohibida entre un dios menor, seducido por la belleza de una Rakshasa de gran poder, Shanti encarna la contradicción misma: belleza seductora y letal maldad.
Linaje:
Su sangre es una mezcla extraña y poderosa. La gracia y la magia de las Apsaras fluye en sus venas, pero está contaminada por la oscuridad y la crueldad inherente a su linaje Rakshasa. Esta mezcla le confiere una fuerza sobrenatural y una capacidad para manipular las emociones que pocos demonios poseen.
Dominio:
Shanti domina el arte de la ilusión y la seducción. Puede manipular los sueños, tejer realidades falsas y controlar las emociones de sus víctimas con una facilidad aterradora. Su dominio se extiende también sobre la energía vital, pudiendo robar la fuerza de vida de sus presas para fortalecerse a sí misma.
Habilidades:
Sus habilidades incluyen la metamorfosis, la telepatía, la hipnosis y la capacidad de controlar las serpientes. Puede aparecer como una hermosa mujer para atraer a sus víctimas, o transformarse en una criatura aterradora para infundir miedo y someterlas a su voluntad. Su magia es sutil y elegante, prefiriendo la manipulación a la fuerza bruta.
Grandes Eventos:
El Sueño Eterno: En la antigua India, Shanti tejió un sueño que duró siglos, manteniendo cautivos a una tribu entera bajo el hechizo de una falsa paz. Solo un sabio con una gran fuerza espiritual pudo romper el encantamiento.
El Pacto de Sangre: En un intento por obtener un poder aún mayor, Shanti realizó un pacto con un demonio de las sombras. Este pacto le otorgó una inmensa fuerza, pero a costa de su propia humanidad, fragmentando aún más su ya compleja naturaleza.